
Astrofotografía en Cayambe, Ecuador
Qué bien el Cayambe, se puso de nuestro lado para poder tomarle fotos. Aunque sí nos lanzó un frío y viento importante,
Un día después de ir al Parque Nacional Cajas (2da parada), fui a las Ruinas Inca Cañari de Ingapirca. Desde Cuenca es un viaje de casi 3 horas en bus, además, el bus paraba cada 10 metros a recoger a gente. Aquí es donde una pareja de Holanda me contó que estaban empezando su viaje de 9 meses por Sudamérica, y cuando les dije que yo iba a viajar de 2 a 3 meses me dijeron ¿por qué tan poco?
Mucha gente dice que las Ruinas de Ingapirca no valen la pena visitar, que son chiquititas, que no hay nada de gran interés ahí, pero creo lo contrario, solo dejando de lado su dimensión. Es cierto que es un sitio pequeño, más aún si lo comparas con las Ruinas de Machu Picchu, pero es imponente de muchas maneras. La más importante es el significado histórico y de lucha que tuvo lugar en Ingapirca.
La guía contó que, antes de la llegada de los Incas, el territorio era dominado por el Gran Hatun Cañar, líder de los Cañaris, una población de guerreros y fieles creyentes en la filosofía de una vida de reciprocidad, sin servidumbre y sin esclavitud. Pero la expansión de los Incas trajo conflictos bélicos, la guerra fue inevitable. Los Cañaris, firmes, valientes, bravos y luchadores hasta el final, fueron finalmente derrotados y sometidos; pero encontraron la manera de sobrevivir al unirse al Imperio Inca. Fue así que Huayna Cápac, el antepenúltimo gobernante del Imperio incaico, ordenó la construcción de lo que hoy se conoce como el Complejo Arqueológico más grande del Ecuador, la Fortaleza de Ingapirca. Lee más aquí sobre la historia de las Ruinas de Ingapirca.
Recorrimos todo el sitio mientras íbamos escuchando la explicación de la guía quien daba una idea de cómo era todo antes. Por ejemplo, las actividades, la forma de vida y las construcciones levantadas ya que ahora solo quedan las bases de las antiguas estructuras.
Probamos chicha también, ahora no me acuerdo bien qué sabor tenía pero creo que me gustó. Nos enseñó un árbol de floripondio y nos dijo que no era de locos pensar que los cañaris y, posteriormente los incas, tripeaban un poco de esta planta. El sitio es chévere, vale mucho la pena conocerlo.
Ya en la estación de bus de Cuenca compré pasajes para mi siguiente parada, Máncora, Perú (estoy escribiendo). El bus salía a las 9pm entonces fui al hostal un rato. Por suerte, parte del grupo con el que fui al Parque Nacional Cajas también tenía planeado ir a Máncora, entonces fuimos todos.
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Qué bien el Cayambe, se puso de nuestro lado para poder tomarle fotos. Aunque sí nos lanzó un frío y viento importante,