
Astrofotografía en Cayambe, Ecuador
Qué bien el Cayambe, se puso de nuestro lado para poder tomarle fotos. Aunque sí nos lanzó un frío y viento importante,
Salimos con las justas de China a finales de enero de 2020, mientras cerraban una a una las fronteras que íbamos cruzando. Hasta que finalmente llegamos a Myanmar (Birmania). Desembarcamos en Mandalay y, tras unas horas de espera, nos adentramos a Bagán, la ciudad de los templos y Patrimonio de la Humanidad.
Pagamos nuestra cuota de entrada y dormimos nuestra primera noche en un clima menos frío que el que dejamos en Pekín. Nos anotamos para las actividades del día siguiente que incluía moto(neta) y templos. Porque eso es lo que hay en Bagán, templos y Budas en todas sus formas por todos lados.
Hicimos un recorrido con un guía que tuvo la paciencia de responder preguntas de gente de todos lados del oriente del mundo y nosotras, éramos las únicas de América. Con datos que se perdieron en traducción, aprendimos que Bagán tenía más de 10,000 templos budistas, de los cuales quedan un poco más de 2200.
Muchos templos y pagodas y estupas se destruyeron en un gran terremoto del ‘85. Es por esto que, a pesar de ser restaurados, ahora se pide a los turistas que no los escalen. Esto supimos después de subirnos a ver nuestro primer atardecer encima de un templo. El resto de amaneceres y atardeceres los subimos tentando estructuras. La vista del sol bajando sobre miles de edificaciones antiguas y árboles que compiten en altura, es única y es imposible cansarse de estos momentos, ninguno fue igual. Perseguir el sol fue el mejor tiempo invertido en este viaje.
Esta ciudad, que vive completamente del turismo, mantiene prácticas respetuosas. Pero visitarlo como turista no te acerca a la historia de las guerras, dictaduras, hambrunas, abusos militares y genocidios que han vivido tan reciente como en 2017. Y continúan los ataques contra los musulmanes rohinyá, a quienes han desplazado, violado, quemado, y matado. El saldo de muertos asciende a los 25,000.
Ese triste lado de la historia se esconde en las sonrisas de los locales y se esfuma, también, en el silencio que reina en las noches y en las caminatas por los sitios sagrados.
Para retomar el relato de días de más templos y ricas comidas. Fuimos al Templo Popa Taung Kalat, encima de un cuello volcánico. Te toma un poco más de 20 minutos subir y vas acompañada de monos, de sus gritos y sus suciedades. Tiene una gran vista, pero no fue mi experiencia favorita.
Bagán es la ciudad perfecta para perderse en moto, seguir a los templos, el camino del río Irrawaddy y al sol. Tiene rincones donde se puede descansar rodeada de árboles, mercaditos para abastecerse de fruta fresca, paisajes llenos de luz y globos para festejar tu cumpleaños, y gente, como D’Coco quien te enseña a escribir tu nombre en Birmano, grabando en la arena. Es un lugar para sentir paz, a pesar de la historia de su país, y para llenarte de vistas los ojos y la cámara 😉
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Qué bien el Cayambe, se puso de nuestro lado para poder tomarle fotos. Aunque sí nos lanzó un frío y viento importante,