Los legendarios Fáramos de Andrinia #MiSaga

Ahora son conocidos como páramos, ecosistemas tan importantes para la supervivencia de miles de especies, incluyendo la del humano. Escribimos esta historia para la celebración del 1er día del Páramo en el Ecuador ?. En colaboración con CEDENMA.

Llegó la niebla para taparlo todo. Había llegado lo que en su alcance pudo entregar a la Gaia, a los montes y a las laderas volcánicas de los reinos donde tan importantes elementos se habían establecido luego de evolucionar durante millones de años, avanzando para dar vida. Ella, aún sin perfeccionar su don de la previsión y aún antes de recibir el mensaje de amenaza, los había visto venir. Fue cuando Aletheia pensó: “lo cubriré todo de un manto protector”. Aletheia había conseguido y usado Liria, una energía del Cosmos, desconocida todavía pero conocida ahora como energía oscura, para crear una neblina sobre los legendarios fáramos, aquellos páramos de los reinos de una cordillera montañosa, en el brazo de la antigua Andrinia, actual Cordillera de los Andes. A la velocidad de la luz lo tapó todo, con la certeza de que cuando llegue el momento, no sería suficiente, pero que prolongaría la pelea, convencida de que la ayuda la entregaría siempre a aquellos que la necesitan, peleando cuando habría que pelear, pero nunca por su provocación.

Y fue hace muchos eones, donde los Almurios, nombre de las ondas gravitacionales en el espacio tiempo, cumplieron su objetivo, y como olas en el agua entregarían el mensaje a sus oídos. Así que el canto se encendió, una música se manifestó con luces intensas y crecientes mientras interpretaban el mensaje recibido, Aletheia había escuchado, había oído un llamado de ayuda proveniente de un sistema solar a 20000 años luz desde su ubicación, desde el centro de la Galaxia. Dirigió su mirada y la vio, a la Gaia, al 3er planeta girando alrededor de una pequeña estrella, su don de la previsión no la había fallado.

Si los humanos hubieran existido en ese momento jamás la hubieran podido ver, aquel grito de ayuda que venía en forma invisible para el ojo humano, fuera de su espectro visual tan limitado, y era claro, la Gaia pedía protección para sí misma y para todos los seres bajo su cuidado. Y fue así que, desde la distancia, hace millones de años, Aletheia cubrió a los páramos con el propósito de mantenerlos ocultos de un depredador. Pero todo llega, y el humano no tardó. Aletheia, había logrado que desde los 3400 metros sobre el nivel del mar, cuando las amenazas a este sistema ambiental cesaran, cuando estos animales malintencionados se rindieran y dieran media vuelta para descender después de ver su paso imposible, solo entonces las áreas quedarían momentáneamente libres de niebla, niebla que se convertiría en agua dulce para abastecer a los lagos, a los ríos, agua que el mismo humano llegaría a consumir; solo entonces los paisajes quedarían expuestos para ser apreciados por ojos ajenos a estos seres. Además, Aletheia había usado a Liria para condicionarlos, había escrito en el aire que, en caso de persistir el intento de conquistar al páramo, de continuar el deseo de herir a la montaña, la niebla permanecería niebla sin nunca más ya conocer su forma de agua líquida, sin conceder vida a los demás, sin proveer agua a las personas.   

Pero el humano es, sobre todo, persistente en su intento de conquista, aún si reconoce el daño que se inflige; y fue ascendiendo por las montañas donde encontraron fríos especiales, una flora y fauna diferente, un terreno difícil y poca visibilidad lo cual significaba un reto para un animal que logró escalar en la pirámide de la cadena alimenticia, aquel que pasó de ser presa a convertirse en un temible depredador. Y Aletheia estuvo ahí para ver su evolución, su alcance y su sed. 

Maldecían a Aletheia, aun sin conocerla o reconocerla, la maldecían porque sabían que alguien peleaba junto a la montaña, por el páramo. Y es este animal, este humano, su existencia, producto de lo que bien puede ser una anomalía en el Universo, o solo una posibilidad de billones de oportunidades de vida, ese ser que, en su pequeñez, en la miga de arena que significa su presencia en el Cosmos, en su insignificante lugar que ocupa en este Universo, podría causar daños irreparables, sin requerir de ayuda alguna para hacerlo, ninguna participación de divinidades en la destrucción. Y el tiempo pasaba y el manto protector tomaba gran y efectiva presencia creando una barrera, parecía que los páramos estarían libres de daño, Aletheia había consiguió protegerlos. Sin embargo, ellos intentaron establecerse una y otra vez, de conquistar por completo a las altas montañas, y se dieron cuenta lo complicado que sería someterla, pero aún si no podían ponerla a sus pies, podían ocasionar daño, y querían herirla, y lo consiguieron. El humano se las ingenió para debilitar a los páramos, y recibió ayuda para ello, ayuda del Threrios, 3 de las 7 presencias más antiguas del Universo (este gran apoyo que recibieron será contado en otra historia). Y poco a poco atravesaron la barrera, destruyendo aquellos legendarios fáramos y las fuentes de vida. Aletheia reaccionó y llenó a las alturas de un frío glacial llamado Anthartia, con la esperanza de detenerlos hasta conseguir algo de ayuda de alguien en la Gaia.    

Alethia esperó y vio cómo finalmente llegó el día, el primer día del Páramo en el centro de la Gaia. Sabe que no es suficiente para detener el avance del humano, pero es un primer paso para recuperar a presencias legendarias tan importantes. Y poco a poco Aletheia fue disminuyendo a Antartria, sin eliminarla por completo. Aletheia reconoce al fin a un aliado en la Gaia, aquella especie que es capaz de destruir es también capaz de proteger.

Celebramos días especiales durante el año, día del Planeta, día del jaguar, día de la madre, día del niño, día de la mujer, hoy el día del páramo. Un día de 365 lo celebramos, y es importante. Hay unos que dicen que todos los días deben ser esos días, y compartiremos esa idea ya que todos los días deberíamos celebrar a las madres, a las mujeres, al planeta, a los jaguares. Y si no es celebrar, entonces que sea recordar, porque todos estos seres son importantes, todos han pasado por millones y billones de años de evolución para llegar a este punto, para estar aquí, tienen ganado un lugar y todos tienen una función en pro de la Naturaleza, excepto uno. Y es en esta era donde los humanos son quienes eligen qué lugar el resto de seres vivos debe ocupar en la Tierra, quién vive y quién muere, quién debe existir y quién desaparecer, quién tiene valor y quién es descartable ¿suenan como dioses, no?

Existe un árbol de la vida, del que hablaremos en algún momento, un árbol en el estamos todos, donde emergimos desde un mismo tronco, donde evolucionamos, nos desarrollamos y ganamos nuestro lugar en la Tierra; tan solo separados por ramas pero con el mismo origen, sin embargo. Que todos los días sean los días de recordar lo que estamos olvidando es importante. Que todos los días sean días de los perros, padres, tigres, orangutanes, delfines, todos los días de la Gaia, del planeta Tierra.        

Todo está conectado, y esta historia también. Lee la Leyenda del Bosque Dorado de Mangahurco, Aletheia también es protagonista.

Esa fue la saga de hoy.. Nos vemos en la próxima.

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